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Dirección: c/Fontanella,16 Pral

Nuestro equipo, nuestras familias

Cuidar con el corazón, acompañar con el alma

En Marenostrum Centre de Salut Familiar, creemos que acompañar la vida no es solo una labor profesional, sino un compromiso emocional y humano. Por eso, queremos abrirte la puerta a este espacio visual, donde puedes conocer de cerca a nuestro equipo y a las familias que nos han permitido estar a su lado.

A través de esta galería de imágenes podrás ver el alma de nuestro trabajo: el acompañamiento perinatal en su expresión más auténtica, desde la preparación al parto hasta el postparto y la crianza. Momentos de luz, de conexión, de nacimiento, de abrazo y transformación.

Gracias a todas las madres, padres y criaturas que han confiado en nosotras.

marenostrum csf

Testimonios reales: cuando la experiencia habla

Voces que inspiran, sostienen y transforman

A lo largo de más de dos décadas de acompañamiento a mujeres, bebés y familias, hemos vivido momentos únicos, llenos de fuerza, vulnerabilidad, entrega y amor. Algunas de esas historias han querido ser compartidas por quienes las vivieron, para que sirvan de guía, consuelo o inspiración a otras personas en su camino.

Aquí encontrarás testimonios de partos naturales, partos en casa, lactancias, procesos de recuperación y nacimientos transformadores, acompañados siempre por nuestro equipo de comadronas y profesionales.

Conoce desde este apartado algunas bellas historias de familias que hemos tenido la fortuna de acompañar.

✨ Historias con corazón

De familias a las que hemos acompañado

🌙 Manuela: Un parto al amanecer

«Llegaste en la oscuridad de un viernes, Manuela. Esa tarde, dando un paseo por la montaña, encontramos una luciérnaga, y pensé que era una señal de que la luz estaba cerca. Desde la semana 35 tenía contracciones que me hacían estar atenta al cuerpo y en contacto contigo.

En los últimos días sentía una especial conexión con la naturaleza, me sorprendía con la mirada puesta en pájaros y lagartijas, olas y flores… respirando profundo y respetando, con algo de impaciencia, los tiempos de nuestro encuentro.

Seguimos las indicaciones de nuestras comadronas; esa noche preparamos una rica cena y la acompañamos con flores, velas y besos. Tu hermana Federica se fue a la cama sabiendo que tal vez llegabas, y nos regaló una noche de sueño profundo.

Los ritmos empezaron a ser otros, las contracciones eran más intensas, mis ojos pedían oscuridad y mis manos la firme y cálida presencia de tu padre.

Decidimos llamar a Vanessa sin saber si quizás era demasiado pronto. Les pedí que montaran la bañera, pensando pasar allí el trabajo duro de dilatación. Y de repente, dos contracciones diferentes, una sensación intensa de presión, la mente sorprendida y el cuerpo entregado.

Vanessa me acompañó a la bañera y dijo que estabas llegando. Y yo que no te esperaba tan temprano. Recuerdo el calor de la bañera y, casi sin darme tiempo a disfrutar el abrazo del agua, esa contracción que puso a mi cuerpo de rodillas, abrazada a tu padre. Apertura, calor… y tu cabecita estaba ahí, sin empujar.

Mi cuerpo y el tuyo bailando juntos; la respiración detenida de tanto milagro. Una experiencia de amor y entrega que agradezco cada día. Eran las cinco de la mañana, y todos amanecíamos a una nueva vida.»

☀️ Fanny: Mi relato del parto explicado a mi hijo

«Mi pequeño sueño de luz, decidiste llegar un lunes, dando señales de tu llegada durante el día anterior a tu alumbramiento.

Pasamos la noche entre contracciones que nos acercaban más y más. Mientras mi cuerpo se preparaba, se limpiaba, se enternecía, nos fundimos en un mismo propósito; tú me avisaste con tanta sutileza que permitiste que me relajase y disfrutase de lo que iba a ser el momento más maravilloso de mi vida.

Al amanecer, con los primeros rayos de sol, decidimos que era el momento de viajar juntos hacia el milagro de la vida, que sólo podía darse entre tú y yo. Y así fue… entré en tu habitación, donde hoy descansamos, y empezó con buen ritmo el baile más intenso de mi vida.

Avisé a comadronas y a tu padre, que se pusieron en marcha y a nuestra disposición para acompañarnos. En el suelo, y con mi cabeza en la cama, decidiste empezar a deslizarte por mi interior, guiándome en cada uno de tus movimientos.

En cada contracción me sentía más fuerte. Supiste guiarme muy bien, hijo, pues en apenas tres horas y protegido por tu bolsa, íbamos a vernos. En tu cuarto, rodeados de agua y de mucho amor, decidiste salir. En sólo unos minutos apoyaste tu cabeza en la salida de mi cuerpo, haciéndome saber que estabas preparado.

El miedo se mezcló con la felicidad y con la misma energía que te concibió; habías llegado al mundo. Gracias a ti, hijo.»

🌸 Leticia: La tercera fue en casa

«Conocí Marenostrum a través de Sónia Waters, que vino a dar una charla en la formación de yoga para embarazadas. Su conocimiento y experiencia —unos 200 partos asistidos en casa— me encantaron, sobre todo su compromiso con la mujer.

Mi primer hijo nació en Brasil por cesárea, en un contexto sin apoyo a mi deseo de parir en casa. En el segundo parto, ya en Barcelona, logré un parto vaginal, pero no me sentí respetada: hubo oxitocina, episiotomía, monitorización continua, y mucha presión.

Cuando quedé embarazada por tercera vez, sabía que quería parir en casa, aunque fuese sola. Y así fue. Parí con el apoyo de Sónia y el equipo de Marenostrum, en movimiento, sin prisa, escuchando a mi cuerpo.

El parto fue mágico, sanador. Sentí libertad, respeto, sabiduría. Me reconecté con lo más profundo de lo femenino.

El dolor, lejos de asustar, fue un aliado que me permitió estar presente y sentirlo todo. Me acompañaron con presencia, sin imponer. Y así nació mi hija.

El parto es un momento sagrado que puede empoderar profundamente a una mujer. Estoy profundamente agradecida.»

🌿 Patricia y Hektor: El parto tribal

«Desde que supe que era posible un parto en casa, no lo dudé. El embarazo fue una etapa feliz y conectada. El día del nacimiento, rompí aguas de madrugada. Las horas volaban. Me movía, bailaba las contracciones.

Vinieron Vanesa, Sónia, Lorena y nuestra doula Renata. Yo no abría los ojos, pero las sentía cerca, con amor y cuidado.

El ambiente se volvió tribal, sensual, chamánico. Me sostenían con sus voces mientras yo gemía, serpenteaba, me entregaba.

Siete horas después, cambié de postura. Abrazada primero a la pelota, luego a Vanesa, y finalmente a mi pareja, nació Hektor.

Nos miró con los ojos bien abiertos. Fue un momento profundamente espiritual, transformador.

El posparto no fue fácil, pero me sentí sostenida en todo momento. Parir en casa, rodeada de respeto y amor, fue el mayor regalo.»

🌀 Benet, papá de Naim: La perfección de la naturaleza

«Qué admirable la perfección de la naturaleza frente al nacimiento de un hijo… como padre, os podría explicar muchas cosas emocionales, pero no hay palabras.

Lo que más me impactó fue ver cómo mi mujer, en su primer parto, supo en todo momento lo que tenía que hacer. El cuerpo sabía. Nosotros solo acompañamos.

Me preparé para verla sufrir, pero no fue así. Fue como una balada lenta. Una danza entre ella y nuestro hijo. Todo sucedía solo, en una conexión total.

La madre y el niño se pusieron a trabajar juntos. La valentía de la mujer es admirable. Y gracias a la compañía del equipo de Marenostrum, todo fue posible. Nos dieron tranquilidad, confianza, y nos ayudaron a vivir algo que jamás olvidaremos.»